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En la Opinion del Hijo del Santo
Primera caída: Los pioneros
Desde que se comenzó a escribir la historia de la lucha libre en nuestro país, se ha hablado de los primeros luchadores mexicanos, que surgieron y dieron vida de manera original a los nombres y personajes que representaban cada uno de ellos.
Así surgió en los tiempos de la Intervención Francesa, en 1863, el que es considerado como el primer luchador mexicano, Antonio Pérez de Prian, quien con el paso del tiempo se hizo famoso bajo el nombre de El Álcides Mexicano. Años más tarde, surgen otros luchadores mexicanos, como José Espino Barros y Enrique Ugartechea.
En el año de 1933 surgen otros gladiadores mexicanos, como Merced Gómez y Yaqui Joe. Más tarde, llegan nuevos personajes, como El Murciélago, El Diablo López, Dientes Hernández y el Charro Aguayo, quienes fueron alumnos del profesor Gonzálo Avendaño Aguilar. Ignoro si en estos tiempos los luchadores eran quienes inventaban sus personajes, o si el profesor Avendaño lo hacía; también ignoro si los registraban ante el Derecho de Autor o no; incluso, creo que esta institución aún no existía.
Sin embargo, había un profundo respeto entre ellos y una enorme ética profesional, siendo un claro ejemplo de esto, aquella historia que le sucedió a mi padre. Ya por el año de 1936 surgían nuevos personajes mexicanos, como el Lobo Negro, el Gorila Ramos, Black Guzmán, Bobby Bonales y Tarzán López, quienes eran guiados por dos románticos y desinteresados creativos: el profesor Avendaño y don Jesús Lomelí.
Segunda caída: El Murciélago II
Fue precisamente don Chucho Lomelí quien animó a mi padre (quien entonces ya había luchado como Rudy Guzmán y El Hombre Rojo) a enmascararse bajo el nombre de El Murciélago II, aprovechando la fama del ya desenmascarado Jesús ‘El Murciélago’ Velázquez. Mi padre siguió los consejos de su amigo y empezó a irle muy bien, pero jamás imaginó la enorme molestia que esto le causaría al original Murciélago, quien con justa razón, reclamó ante la Comisión de Lucha Libre la existencia del Murciélago II. Las opiniones en el gremio luchístico se dividían.
Unos le daban la razón al Murciélago Velázquez y otros más decían que era un egoísta. Pero mi padre, para no tener problemas y, sobre todo, por el respeto a su compañero, no tuvo otro remedio que renunciar a su nuevo personaje e inclusive disculparse personalmente con él.
Este suceso dejo un importante precedente para que en el futuro ningún otro luchador copiara o se adjudicara un personaje ya inventado. De igual manera sucedió con los atuendos, colores y llaves, que se habían convertido en el sello personal de cada uno de ellos.
Esta situación aparentemente le afectó a mi padre, pero en realidad no fue así, ya que en 1942 su incondicional y visionario amigo, don Jesús Lomelí, le propuso encarnar un nuevo personaje creado por él y sin pedirle nada a cambio, le dio a elegir entre El Ángel o El Santo, siendo este último el personaje que llevaría a mi padre a la más grande idolatría, trayéndole fama y fortuna, claro está, también gracias a su talento y carisma como luchador profesional.
Fue hasta el año de 1968 cuando registró por primera vez su personaje, Santo ‘El Enmascarado de Plata’ ante el Derecho de Autor, como un personaje de caracterización humana.
Esto lo hizo para protegerlo de quienes lo intentaran registrar y lo empezaron a suplantar.
Para ese entonces, ya era común dentro de la lucha libre que aquellos creadores de publicaciones y personajes registraran sus obras ante la Propiedad Intelectual y Derecho de Autor.
Tal fue el caso del periodista Valente Pérez, quien inventó personajes tan importantes como Mil Máscaras y Tinieblas, entre muchos más, eligiendo él mismo a los elementos que los iban a personifi car y sabiendo de antemano, consciente de que a pesar de que él inventaba el personaje, el luchador sería el que le daría vida, por lo que inteligentemente optaba por venderles dicho personaje y fue así como varios de estos luchadores creados por Valente Pérez lograron hacerse dueños de sus nombres.
Tercera caída: Nos invaden los clones
Hoy todo a cambiado. Estamos llenos de clones, gracias a la ambición de las empresas que han adquirido como moda registrar a todos los personajes que les sea posible, hasta los que no les pertenecen, como fue el caso en el CMLL, con Místico, o el de Triple A, con Latin Lover.
Es muy común escuchar al público preguntar quién es el verdadero Máscara Sagrada, quien es la verdadera Parka o el original Psicosis, esto ha traído como consecuencia el descontrol del público, que es fácilmente engañado por los promotores oportunistas que anuncian al que no es el original.
Es por ello que la empresa Todo X El Todo hará cambios en el cartel del próximo 25 de febrero, pues nuestro principal objetivo es respetar al publico y dignifi car este bello y tan lastimado deporte. Por eso hemos optado por no usar los nombres de los personajes, que debida o indebidamente tienen registrados tanto el CMLL como Triple A, empresas que sin ningún tipo de escrúpulos amenaza a los luchadores con no darles trabajo si se presentan con nosotros.
Es por ello que ahora, el único y original Mascarita Sagrada luchará como Pequeño Luky, personaje con el que debutara antes de ser Mascarita Sagrada, al igual que el Mini Cibernético, quien lo hará bajo el nombre de Escorpion King y, el original y auténtico Mascarita Dorada, lo hará nuevamente como Mascarita Plateada.
Es muy triste ver cómo estas supuestas ‘grandes y serias empresas’ registran, a sus espaldas, ante el INDAUTOR o el IMPI, personajes que, como el caso de Mascarita Dorada, fue creado por él mismo.
Sólo así, apoderándose de los registros y de las marcas, estos delincuentes de cuello blanco pueden tener a mis compañeros con el pie en cuello, pues no tienen otro remedio que fungir como marionetas, porque si no lo hacen, si no acceden se quedan sin trabajo.
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FELICIDADES POR TU PAGINA Y AMOR A LA LUCHA LIBRE... alcatraz
ResponderEliminarNO ES MUCHA INFORMACION QUE DIGAMOS...FALTA
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