domingo, 22 de marzo de 2015

Adiós al luchador, adiós al coliseino, pero sobre todo, adiós al Perro del Mal.

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Les comparto esta opinion de Cesar de Los Coliseinos

No puedo recordar la última vez que vi luchar en vivo al Hijo del Perro Aguayo, debió de ser en un viernes por la noche del ya lejano 2008, tal vez fue aquella noche en donde Aguayo hizo la mística y cuando Místico le respondió con su recién estrenado martinete, después de esa fecha no volví a verlo luchar más que en videos o en la televisión. Ya no tendré una nueva oportunidad para hacerlo.

Toca el turno de referirme a él bajo las tristes circunstancias en las que usualmente los seres humanos solemos recordar a quienes tenemos olvidados, sin embargo, en la medida de lo posible, trataré de resaltar los aspectos más relevantes de su carrera estando apenas a unas horas de su lamentable deceso.

Su primer etapa en Triple A estuvo marcada por datos que podrían considerarse meramente anecdóticos, estadísticos, sin embargo, durante aquellos años el joven luchador dio muestras de tener potencial para convertirse en una estrella. Heredero del carisma de su padre pero con el ímpetu de la juventud, Aguayo retomó y actualizo la mayoría de movimientos que su padre utilizo a finales de los noventas, es decir, un estilo de lucha que lo acercaba más al camorrero que al luchador estilista. El junior también marco una ruptura con el estilo de su padre al alejarse del la rutina de valentón que da y recibe una cantidad inverosímil de golpes a niveles del martirio, no, en vez de eso el junior solía ser un elemento más flexible en el ring, con menor sacrificio corporal y talento que su padre pero con mayor flexibilidad para colaborar con sus compañeros. Estaba madurando.



En el estilo de lucha de Triple A de aquellos años, saturado de clichés, "gags" cómicos, en fin, de toda una serie de absurdos que lo hacían una parodia de ellos mismos, probablemente el Hijo del
Perro Aguayo también se hubiera convertido en una super estrella, no lo sabemos, lo que si sabemos y quedará para la historia será aquel día en el que decidió cambiar de empresa y firmar para el CMLL.


Del binomio Hijo del Perro Aguayo y CMLL se consolidaron cuatro elementos que pueden definir a la cúspide del boom del nuevo milenio y la forma en la que se ha entendido a la lucha libre en años posteriores: la consolidación de las facciones como elemento esencial en la lucha libre, la consolidación del sentimiento anti Místico que se tradujo en la consolidación de la hegemonía de la popularidad de los rudos sobre los técnicos y la posterior "victimización" de los rudos por parte de las empresas y, en consecuencia, la consolidación del sentimiento anti CMLL. Ninguno de esos cuatros rasgos nació a partir del binomio, obviamente no, por ejemplo, la hegemonía de los rudos ya se había iniciado con el Dr. Wagner Jr. y Atlantis, las facciones ya habían sido importadas y adaptadas por Antonio Peña en los noventas, pero en todos los casos, fue gracias a este binomio que todas ellas alcanzaron sus puntos más altos.

Con el tiempo la magia fue desapareciendo, la perdió el CMLL, la perdió Místico, la perdió el Hijo del Perro Aguayo, la perdieron todos, tan es así que la lucha libre no ha podido recuperarse, es ahora un espectáculo ajeno al interés de la colectividad y solo relevante para un reducido grupo de fanáticos que parecen no darse cuenta de que su afición cada vez le importa menos al colectivo. El posterior reparto de culpas, la pérdida de un estilo de vida que se pensó eterno y el posterior colapso del CMLL dio pie a que varios elementos abandonarán la empresa, Aguayo entre ellos, ruptura que inicialmente no era tal, sino que se trataba de un proyecto alterno que le permitiera al junior mantener sus ingresos al tiempo que seguía colaborando con el CMLL. sin embargo, diferencias por los territorios dieron pie a una ruptura que desde su origen tenia matices de ser irreconciliable.

Las cosas ya no fueron iguales, en realidad, desde entonces ya no han sido iguales para nadie, es increíble, pero ni siquiera la Triple A y su constelación de verdaderas super estrellas pueden despertar el interés de las masas, es triste, pero es así. Aguayo en su etapa como independiente hizo a un lado un estilo que le había dado éxito en su etapa dentro del CMLL, en cambio, recurrió a la molesta imposición de condiciones tales como no ceder una victoria "limpia" a sus adversarios, lo que equivale a no perder, también, sin tener el mismo talento que su padre para ello, recurrió a la sangre y a otros componentes que no iban con la imagen y estilo que ya había construido y dentro de los cuales se desempeñaba mucho mejor. Otro de sus errores, que son los errores de toda la industria actual, fue en no renovarse e insistir y perpetuar las formulas que le dieron éxito, pese a que evidentemente las mismas ya no funcionaban; creer que darle una playera de "Perros del Mal" hace a cualquier luchador una estrella, abusar del anti misticismo y lo anti CMLL, en fin, fórmulas que le agradaban a sus fanáticos pero que en realidad no estaban abonando nada para revitalizar su carrera.

Deudas. estrés, salida de elementos, rupturas internas y un par de incidentes altamente cuestionables que no vale la pena recordar ahora, fueron una serie de elementos que lo llevaron a firmar con Triple A. Empresa en donde si bien, al igual que muchos otros, pudo mantener cierto estatus, lo cierto es que esto fue más que nada en lo economico, pues en lo luchistico ya no regresaron aquellos días de gloría, ya no fue aquel luchador que fue ídolo incluso de aquellos a los que no les gustaba la lucha libre. La acumulación de egos y la imposición de condiciones por parte de los luchadores (en momento en los que dichas condiciones las debiera de poner el entorno de crisis del que no puede salir la lucha libre) son factores que no permiten ver el tipo de lucha que se debiera de estar viendo y, mucho menos, hacer lucir a los luchadores tal y como debieran de estarlo haciendo. Aguayo estuvo en los reflectores pero no había condiciones para un verdadero lucimiento.

Sin darle ni quitarle, así recuerdo al Hijo del Perro Aguayo, indudablemente un referente del boom del nuevo milenio, un hombre que si bien no inicio nada si consolido cuatro rubros ya enunciados y ese señores, ese es su legado, para bien o para mal, al día de hoy seguimos viviendo las secuelas de la que a la fecha es la última gran etapa de la lucha libre mexicana, etapa de la que, en algún momento, el Hijo del Perro Aguayo fue el hombre más importante sobre los cuadriláteros de la lucha libre en México. Luchador, estrella, en fin, la gente siempre lo va a recordar como un disidente, como un rebelde y pese a que fue una mega estrella en Triple A, y pese a que fue un coliseino, un más que digno coliseino que escribió con letras de oro su nombre en el CMLL, siempre será recordado como un Perro del Mal, vaya logro.

Descanse en Paz el Hijo del Perro Aguayo.

P.D. Queda para otra ocasión la reflexión sobre los servicios de atención médica en las arenas y la capacitación que un luchador debiera de tener para brindar primeros auxilios a sus compañeros. Muchas cosas han cambiado en la lucha libre desde su fundación, sin embargo, en cuestión de asistencia médica seguimos como en la primer función que se organizo en territorio mexicano.

Fuente: Cesar/Los Coliseinos
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