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Les comparto esta opinion de Cesar de Los Coliseinos
No puedo recordar la última vez que vi luchar en vivo al Hijo del Perro Aguayo, debió de ser en un viernes por la noche del ya lejano 2008, tal vez fue aquella noche en donde Aguayo hizo la mística y cuando Místico le respondió con su recién estrenado martinete, después de esa fecha no volví a verlo luchar más que en videos o en la televisión. Ya no tendré una nueva oportunidad para hacerlo.
Toca el turno de referirme a él bajo las tristes circunstancias en las que usualmente los seres humanos solemos recordar a quienes tenemos olvidados, sin embargo, en la medida de lo posible, trataré de resaltar los aspectos más relevantes de su carrera estando apenas a unas horas de su lamentable deceso.
Su primer etapa en Triple A estuvo marcada por datos que podrían considerarse meramente anecdóticos, estadísticos, sin embargo, durante aquellos años el joven luchador dio muestras de tener potencial para convertirse en una estrella. Heredero del carisma de su padre pero con el ímpetu de la juventud, Aguayo retomó y actualizo la mayoría de movimientos que su padre utilizo a finales de los noventas, es decir, un estilo de lucha que lo acercaba más al camorrero que al luchador estilista. El junior también marco una ruptura con el estilo de su padre al alejarse del la rutina de valentón que da y recibe una cantidad inverosímil de golpes a niveles del martirio, no, en vez de eso el junior solía ser un elemento más flexible en el ring, con menor sacrificio corporal y talento que su padre pero con mayor flexibilidad para colaborar con sus compañeros. Estaba madurando.
En el estilo de lucha de Triple A de aquellos años, saturado de clichés, "gags" cómicos, en fin, de toda una serie de absurdos que lo hacían una parodia de ellos mismos, probablemente el Hijo del